(Reseña) Spider-Man: No Way Home
La película más anticipada de todo el año finalmente llegó a los cines del mundo, ¿habrá valido la pena? ¿las teorías eran ciertas?
Tengo buenos recuerdos de pequeño del personaje del Hombre Araña. Aunque no era un fanático que sabía todos los detalles e historias del personaje, recuerdo haber visto algunas de las interpretaciones del personaje que marcaron tanto mi infancia como juventud, en especifico la serie animada El espectacular Hombre Araña y las películas de Sam Raimi.
En cuanto a la adaptación en el Universo Cinematográfico de Marvel, siempre me agradó ver a Tom Holland en el rol de Peter Parker/Spider-Man. Aún si no era enteramente fiel al personaje como lo conocemos, su interpretación más juvenil y energética, además de asemejarse al concepto de un adolescente nerd con una doble identidad, era la razón principal por la que disfruté de sus participaciones.
Spider-Man: No Way Home tenía mucho que demostrar. Tenía que ser una mejor secuela que su predecesora, expandir el concepto del multiverso, reintroducir varios villanos clásicos con sus actores originales y desarrollar el balance de la dificultad de ser el Hombre Araña en un mundo donde se encuentra dividido entre considerarlo un héroe o un asesino y proteger a sus seres queridos de la publicidad negativa y el acoso del pueblo.
Y con el poco entusiasmo e interés que tengo respecto a la factoría Marvel, la cual tristemente ahora opaca tanto cine como en televisión, la tercera película del héroe arácnido era la excepción, y estaba interesado en ver a que dirección tomarían y como cerrarían todos los cabos sueltos. Puedo confirmar que si mantuvo satisfecho mi fanático interior y la experiencia de verla en el cine con una audiencia tan emocionada hizo que disfrutara muchísimo esta cinta.
ALERTA DE SPOILERS.
Por primera vez en la historia cinematográfica de Spider-Man, nuestro amistoso héroe y vecino es desenmascarado, y ya no puede separar su vida normal de los altos riesgos de ser un súper héroe. Cuando pide ayuda al Doctor Strange, estos riesgos se vuelven más peligrosos, forzándolo a descubrir lo que realmente significa ser Spider-Man.
La película es una larga lista de guiños, referencias y muchísimo fan-service, es una película que existe para complacer a los fanáticos del personaje. Para muchas personas, esto podría ser el punto en contra de la cinta y la razón principal para criticarla, justificadamente. En mi humilde opinión, es lo que necesitaba ser.
Diría que solo en los primeros 20 minutos la película avanza de forma frenética, aunque de forma entendible, para que el foco central no sea solamente las consecuencias de que la identidad de Peter sea revelada al mundo por culpa de Mysterio. Pese a la enorme cantidad de tramas y personajes, la película mantiene un buen balance y logra moverse a un ritmo rápido, aunque no apresurado, y en los momentos más fuertes emocionalmente, dejan que la escena se desarrolle naturalmente sin sentirse pesada o larga.
Logré empatizar tanto con Peter y sus amigos, quienes en mi opinión fueron los mejores aspectos de la trilogía de Jon Watts, y amé como Peter, quien si toma algunas decisiones de forma irracional o sin pensarlo dos veces, se mantiene generoso alrededor la historia, queriendo poner a otras personas primero sobre sí mismo. Tom Holland da su mejor actuación como el personaje titular y emociona mucho ver lo tanto que ha crecido como actor y con el rol del superhéroe.
Los villanos son divertidos de ver, como cada uno va desarrollando su propio conflicto e interactuando con los demás. Alfred Molina es espectacular nuevamente como Doctor Octopus, pero es Williem Dafoe como Norman Osborn/El duende verde, quien se roba la película y se vuelve el verdadero antagonista de la historia. Williem actúa con tanta pasión y fieldad como lo hizo hace 20 años con la primera película dirigida por Sam Raimi, y asegura nuevamente que es uno de los mejores actores trabajando en la industria del cine.
También es interesante como la cinta no se trata de acabar o matar a los villanos del turno, como lo haría cualquier otra película del estudio, sino tratar de ayudarlos para que en sus respectivas líneas de tiempo, o más bien en sus segundas líneas de tiempo creada por error de Doctor Stange, puedan volver sin tener que morir siendo malvados.
Sin llegar al nivel de contradecir enteramente sus secuelas anteriores y martillar al espectador con personajes y guiños innecesarios con las esperanza de complacer a sus fanáticos (véase El ascenso de Skywalker), la cinta logra ser una continuación natural, pero mejorada, de sus aventuras anteriores, al igual que ser una re-contextualización de las películas pasadas, realiza referencias a momentos inmortalizados por los fanáticos y aborda varias de las críticas y preguntas abiertas respecto a los eventos de las iteraciones anteriores del personaje.
Si vieron la película, sabrán que no solo se trata de los cinco villanos (¿Los Siniestros Cinco?) que aparecen en la película con sus actores originales, sino también marca el regreso de Andrew Garfield y Tobey Maguire al mundo del Hombre Araña, quienes en vez de aparecer sólo como un cameo al clímax de la cinta, ayudan tanto a Holland a crecer como personaje y a la vez cuentan con sus propias sub-tramas, explicando que ha sido de sus vidas en sus respectivos universos.
Fue emocionante ver a Tobey en el papel de Peter Parker una vez más, pero Andrew fue quien realmente se lució en la cinta. Personalmente no soy fanático de las películas dirigidas por Marc Webb, pero la película le da la oportunidad de brillaren varias escenas, en especifico en su sub-trama de culpa y auto-desprecio por no poder haber salvado a su novia, Gwen Stacy.
El hecho que la película asegure que no es un mal Spider-Man y que le hayan dado una segunda oportunidad al personaje cuando salva a MJ de caerse resulta genuinamente conmovedor y es un bello cierre a su trama que se concluyó de forma vacía en el final de su segunda película.
La película sigue la formula del estudio de ser bastante cómica y consiente de lo que es, pero no se aleja de tener momentos oscuros tampoco y jamás se burla del legado de las otras interpretaciones del personajes, hasta lo abraza y lo acepta. El final agridulce de la cinta resultó inesperado y también el mejor final posible para los personajes de los cuales me encariñé bastante.
Si hay algo que criticaría sería la falta de un estilo visual distintivo de la película. Aunque hay algunos planos manejados de forma muy creativa, mi favorita sería cuando Peter de Holland usa su sentido arácnido para descubrir que El Duende Verde estaba a punto de asesinarlo, en general se puede ver que el fuerte de Jon Watts son las actuaciones de los actores y no tanto contar una historia visualmente interesante.
Añado que los efectos visuales son funcionales, pero no necesariamente buenos todo el tiempo. Se ven suficientemente creíbles, pero hay varios planos en el que uno puede notar la falta de sets o efectos prácticos en la película que benefician las películas de Raimi (uno argumentaría que se ven "antiguas", yo digo que se mantienen más atemporales visualmente que una película que sobre-abusa sus efectos por computadora).
Estos dos puntos parecen ser problemas del estudio en general. La enorme cantidad de CGI y la falta de tener un estilo visual propio sirven para que haya muy pocas diferencias entre una película y otra, quizás para que en general se vea como un producto más hegemonizado. La única película del estudio que recuerdo que me impresionó visualmente fue Avengers: Infinity War.
Resulta curioso como el guion escrito por Chris McKenna y Erik Sommers incluye varias elecciones y decisiones de la narración que parecen tan obvias y claras para este cierre de la trilogía, pero la realidad es que hace dos años se desconocía si se produciría la tercera película por un desacuerdo con el reparto de ganancias entre Sony y Disney, siendo el plan original que Peter se enfrente a otro villano, Kraven el Cazador.
El guion se re-escribió bajo la presión de tener confirmada la participación de los actores originales, tanto los villanos como Tobey y Andrew, quienes se creen que aceptaron aparecer al último momento, recurriendo a la práctica de grabar nuevas escenas para que se mantenga una mejor cohesión narrativa y fluya naturalmente y, sin embargo, resulta un milagro que funcione tan bien.
De cierta manera, esta tercera entrega se siente como una redención, no sólo para Tom Holland (quien anteriormente fue criticado por no ser fiel al personaje, sino un intento de Marvel de ser el joven Iron Man), sino también para Tobey Maguire, cuya tercera película fue, sin sorpresa alguna, arruinada por la intervención de los ejecutivos de agregar más trama y personajes en la cinta de los que tenía, mientras que Andrew Garfield pasó por lo mismo en su segunda película, cancelando su trilogía planeada.
Spider-Man: No Way Home ofrece todo lo que los fanáticos querían y mucho más, y es una celebración del personaje tanto en el cine como en los cómics. Sin embargo, no es mi película favorita del personaje. Para mi, Spider-Man: Into The Spiderverse es la mejor versión del personaje y del concepto del multiverso, además de ser la película que introdujo el concepto a los fanáticos y homenajea de forma excelente el estilo visual de las historietas.
Aún si eso no revitaliza mi interés por los siguientes proyectos del estudio, No Way Home es una película que estaría dispuesto a ver de vuelta y hasta desearía olvidar lo que ocurre para poder sentir la misma sensación de asombro de mi primer visionado. Es una aventura genuinamente divertida, sorprendente y bastante emocional.